La reducción de la jornada laboral en Colombia

La entrada en vigor el próximo 15 de julio de la Ley 2101 de 2021 que determina una reducción en la jornada laboral de 48 a 42 horas de trabajo, generando expectativa entre los empleadores y los trabajadores a pesar de que la reforma laboral presentada por el actual Gobierno no pasó en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes.

Mediante la Ley 2101 del 15 de julio de 2021, se reduce la jornada laboral semanal de manera gradual, sin disminuir el salario de los trabajadores y por la cual se dictan otras disposiciones, partiendo del objeto de generar una reducción gradual de la jornada laboral semanal, sin disminuir el salario, y sin afectar aquellos los derechos y garantías adquiridas por los trabajadores.

El artículo 2 de la Ley, modifica el artículo 161 del Código Sustantivo del Trabajo de la siguiente manera: “La duración máxima de la jornada ordinaria de trabajo es de cuarenta y dos (42) horas a la semana, que podrán ser distribuidas, de común acuerdo, entre empleador y trabajador, en 5 o 6 días a la semana, garantizando siempre el día de descanso (…).”

Sin embargo, la Ley estableció que la reducción de la jornada laboral, se hiciera de manera gradual, conforme lo indica el artículo 3: “(…) Transcurridos dos (2) años a partir de la entrada en vigencia de la ley, se reducirá una (1) hora de la jornada laboral semanal, quedando en 47 horas semanales.

Pasados tres (3) años de la entrada en vigencia de la ley, se reducirá otra hora de la jornada laboral semanal, quedando en 46 horas semanales.

A partir del cuarto año de la entrada en vigencia de la ley, se reducirán dos (2) horas cada año hasta llegar a las cuarenta y dos (42) horas semanales (…).”

Así las cosas, la reducción gradual de la jornada laboral se llevará a cabo entre los años 2023 y 2026, conforme la siguiente tabla:

Reducción gradual de la jornada laboral

Asuntos a revisar

Uno de los aspectos que deben revisar las empresas es el impacto de la reducción de la jornada laboral en los actuales contratos laborales y los horarios de trabajo.

Según la ley laboral, estos deben constar por escrito y reflejar las condiciones pactadas entre las partes.

Por lo tanto, las empresas deben modificar los contratos y los horarios para ajustarlos a la nueva jornada laboral, respetando el salario, las prestaciones sociales y el descanso semanal remunerado de los trabajadores.

Otro aspecto que deben considerar las empresas es la posibilidad de pactar con los trabajadores la forma en que se aplicará la reducción gradual de las horas de trabajo semanal.

La ley no establece una forma específica de hacerlo, sino que deja un margen de flexibilidad para que las partes acuerden la distribución más conveniente para sus intereses.

Así, las empresas podrían pactar con los trabajadores que la reducción se dé en determinados días, siempre y cuando no se exceda el límite máximo de horas diarias (10 horas) ni el mínimo de horas semanales (42 horas) establecidos por la ley.

Los pro y contras

De acuerdo con los expertos, la reducción de la jornada laboral en Colombia a partir del próximo 15 de julio al entrar en vigencia la ley 2101 de 2021 tiene varios efectos positivos y negativos para los trabajadores y las empresas.

Por un lado, se espera que la medida mejore la calidad de vida, la salud mental y el equilibrio entre el trabajo y la familia de los empleados, al tener más tiempo libre para dedicarse a sus actividades personales y recreativas.

Además, se podría aumentar la productividad, la creatividad y la innovación, al reducir el estrés y el agotamiento laboral.

Por otro lado, también existen algunos riesgos y desafíos asociados a la reducción de la jornada laboral, como la posible disminución de los ingresos, la precarización de las condiciones laborales, la dificultad para cumplir con las metas y los plazos, y la necesidad de adaptarse a nuevos modelos de organización y gestión del trabajo.

Así mismo, se podría generar una mayor competencia por los puestos de trabajo disponibles, lo que podría afectar a los sectores más vulnerables de la población.

Por lo tanto, es importante que tanto los trabajadores como las empresas estén preparados para afrontar los cambios que implica esta nueva normativa, y que busquen aprovechar las oportunidades que ofrece para mejorar su bienestar y su competitividad.

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