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La formalización y el emprendimiento

Viviana Andrea Jaramillo Zapata
Consultorio Jurídico Fundación Universitaria católica Lumen Gentium

Desde hace muchos años, son muchas las personas que persiguen su sueño de ser independientes laboralmente hablando y especialmente después de la pandemia la palabra emprendimiento se puso muy de moda en las familias Colombianas.

El título mismo plantea el eterno dilema y pregunta de qué fue primero, y por otro lado, otra pregunta sería si, ¿lo uno implica necesariamente lo otro? Veamos. De entrada, podemos señalar que no existe un concepto claro en torno a qué paso o pasos son los que llevan a determinar que un emprendimiento está formalizado.

Decir que es la inscripción en el registro mercantil de la persona como comerciante y/o la del establecimiento de comercio, pareciera lo más acertado. De hecho, ello demanda que quien así lo haga, aporte y al mismo tiempo tramite una serie de documentos que apuntan a hablar de formalización como por ejemplo el número de identificación tributaria (NIT) y el registro único tributario (RUT).

Sin embargo, ese trámite en sí mismo no dice todo lo que aún puede hacerle falta al emprendedor. El servicio o producto que vaya a ofrecer, el lugar donde quiere hacerlo y los riesgos que comporta la actividad entre otros, son factores que determinarán el éxito o fracaso del negocio.

No se puede perder de vista que un emprendimiento puede ser de subsistencia o de oportunidad, pero en uno y otro caso, la formalización y demás trámites, no garantizan que se logre el posicionamiento que le permita a la persona emprendedora, comenzar a obtener los réditos deseados.

No obstante, el panorama un poco sombrío que se presenta, el Estado ha venido haciendo serias apuestas que apuntan a incentivar el emprendimiento y desde luego su formalización. Leyes como la de formalización y generación de empleo, así como la ley de inversión social, ofrecen beneficios en el pago de obligaciones parafiscales y otras contribuciones de nómina, costo de la matrícula mercantil e incentivos por el empleo a los jóvenes.

Es necesario igualmente aclarar que el concepto de formalización no tiene que ver con la constitución de una forma societaria llámese limitada, sociedad anónima o sociedad por acciones simplificada. Hablar de empresa comprende bien sea a un comerciante persona natural o también jurídica, y para el uno y el otro, se han concebido estos beneficios.

Hacer emprendimiento debe además aparejarse con su formalización, más allá que sea obligación legal para el comerciante. La formalización trae beneficios. Recordemos que en el marco de la emergencia sanitaria y económica con ocasión del COVID-19, todos aquellos beneficios que el Estado creó para apoyar la economía y desde luego los emprendimientos, tenían como presupuesto la inscripción en el registro mercantil.

Se dice con cierto orgullo, que Colombia es un país de emprendedores. Sin embargo, el empleo informal, desempleo y pobreza, pueden ser circunstancias que llevan a tomar la decisión de emprender para subsistir. Por regla general, esos emprendimientos van de la mano con la informalidad y con una alta dosis de probabilidad de morir en el intento.