Por Jaime Sierra Delgadillo
exdefensor del paciente de Cali
Correo: jaimesierra7@gmail.com
La curva de contagio del virus sigue en ascenso, en Colombia y en el mundo; y pese a esto y al pánico incitado también por los grandes medios de comunicación, gigantescos colectivos humanos omiten con desdén las medidas de bioseguridad que impidan su agresiva expansión; se trata de una realidad que en cualquier momento puede tocar nuestras entrañas y según quienes lo han padecido en su mayor daño, dicen que los sufrimientos son tenaces y que los estragos indescriptibles.
En muchos casos, esos contagios se dan y se incrementan por los encuentros familiares y de amigos, en los que no se toman en cuenta las medidas sanitarias de seguridad. De tal suerte, que la camaradería y el afecto familiar, se tornan en los mejores aliados para la propagación del bicho. Vaya irresponsabilidad.
Se deduce que dada la situación y la soltura de las autoridades, el gran compromiso para ponerle barreras es individual, la concientización que de nosotros depende evitar males peores; debemos ser incisivos con nosotros mismos y con nuestros entornos, con el lavado permanente y adecuado de manos; de procurar no llevarse las manos al rostro de no estar bien lavadas o desinfectadas; tomar los distanciamientos sugeridos, el uso del tapabocas y demás medidas de seguridad. Estas medidas son imperativas, mientras se avanza en soluciones científicas y alternativas para eliminar o neutralizar definitivamente al bicho.
El encuentro afectivo, no puede ser causa de su propagación; si amamos, pues tomemos todas las medidas de seguridad; los médicos que en Cali le vienen ganando la batalla al virus, dicen que la demanda de sus servicios es tan grande, que ya no dan abasto; si bien es cierto, que contamos con ellos, por favor, pongamos de nuestra parte para evitar los contagios; la situación pandémica se puede agudizar a puntos indescriptibles. Ayudemos a ponerle freno.