Por Diana Carolina Sulez Díaz
Consultorio jurídico
Fundación Universitaria Católica Lumen Gentium
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Aunque idealmente no deberían existir los conflictos armados, es preciso enfrentar su constante existencia en un mundo cargado de diferencias, desacuerdos, intereses y creencias.
Surge entonces la necesidad de controlar, regular o limitar estas confrontaciones intentando racionalizarlas, humanizarlas y encaminarlas hacia un objetivo más justo y benevolente de ejercer el derecho a la guerra, siendo este el propósito fundamental del DIH.
Es por ello que el panorama y el contexto del Derecho Internacional Humanitario no es nada fácil, pero es un actor fundamental y necesario, porque es aquel que a través de sus acuerdos, normas, reglas y principios puede llegar a ablandar y cambiar actuaciones inhumanas o inconcebibles que generan daño entre las personas en general que estén dentro de una situación de conflicto y, aún más, si estas ni siquiera hacen parte o toman parte en medio de las hostilidades.
El fenómeno de la guerra ha coexistido con el hombre a lo largo de la historia, y es que sus antecedentes más antiguos se ubican en tiempos ancestrales en donde se libraban miles de enfrentamientos bélicos, los unos más atroces que los otros.
Surge entonces la necesidad de plasmar estas propuestas como normas escritas en un documento, destinadas especialmente a la solución de los problemas de índole humanitario que sufren principalmente las personas que no están involucradas directamente en los enfrentamientos
Es así como el derecho amplía su espectro de aplicación y se da vida a lo que hoy se denomina Derecho Internacional Humanitario como rama del Derecho Internacional Público, con la finalidad de mitigar y limitar los efectos del conflicto armado protegiendo a las personas que no participan en la guerra.
El DIH es un conjunto de reglas que regulan las relaciones de guerra y establecen los principios para su empleo a nivel internacional y estatal, lo conforman los acuerdos firmados entre estados conocidos generalmente como instrumentos internacionales y particularmente lo conforman los protocolos, tratados, convenios, así como por los principios generales del derecho que se ocupan de la guerra.
“El Derecho Internacional Humanitario es un conjunto de normas que, por razones humanitarias, trata de limitar los efectos de los conflictos armados”
Básicamente cuando se hace referencia a esta tutela humanitaria que ejerce el DIH, se está ejerciendo una especie de protección a la dignidad, vida y salud de las personas, comprendiendo civiles, personal médico, religiosos, heridos en combate, enfermos en combate, náufragos y prisioneros antes, durante y después de un conflicto, para que no se generen situaciones que violen los principios más básicos de benevolencia.
De la salvaguarda a la humanidad nacen entonces los principios fundamentales del DIH, que por ejemplo, establecen: el respeto en todo momento a lo que es civil a través de la distinción entre combatientes y civiles, entre bienes civiles y bienes militares, la limitación para evitar sufrimientos innecesarios y superfluos, siempre calculando el daño colateral y evitándolo.
Porque la idea siempre debe ser sacar de combate al enemigo pero nunca destruirlo y menos valiéndose de cualquier método como el uso de armas prohibidas que falten contra la buena fe del adversario, la proporcionalidad propendiendo por la limitación al uso de la fuerza desproporcionada, previniendo que se cause dolor innecesario en civiles, heridos, enfermos, rendidos o detenidos que no tendrían cómo defenderse, o simplemente la reducción del daño indirecto por que establezcan las debidas y necesarias precauciones en el o los ataques.
También existen principios más generales, que a pesar de no estar integrados de manera formal, son tenidos en cuenta gracias el DIH como la equidad, libertad, fraternidad e igualdad, que ejercen garantía a favor tanto de las personas, restringiendo el empleo de determinadas armas por ejemplo nucleares, biológicas, láser o antipersona, como de los bienes culturales por cuanto su destrucción constituye el menoscabo al patrimonio cultural de toda la humanidad y el medio ambiente, pues sin él la vida humana sería imposible.
Sobre la importancia del DIH en la conducción de las hostilidades, principalmente radica en la regulación y limitación de los métodos y medios bélicos. Su finalidad siempre será establecer un equilibrio entre la acción militar legítima y el objetivo humanitario de reducir el sufrimiento humano, sobre todo de los civiles.
El Derecho Internacional Humanitario por ende, no centra su postura en permitir o prohibir los conflictos armados internacionales, sino que, frente a su puesta en marcha, siempre buscará humanizarlos y a toda costa lograr limitar sus efectos a lo extremadamente necesario, su finalidad específica entonces es poder solucionar los problemas de índole humanitaria directamente derivados de los conflictos armados, la crueldad y el desenfreno de la barbarie que se pueden derivar de la guerra.