Por Jaime Sierra Delgadillo
exdefensor del paciente de Cali
Correo: jaimesierra7@gmail.com
El sistema de salud que nos rige, por su propia naturaleza basada en la utilidad económica para las EPS y no en la calidad del servicio ni en la calidad de vida de sus afiliados, no concibe la prevención de la enfermedad como factor esencial para disminuir riesgos, brindar mayor bienestar y lógicamente para abaratar costos en el sistema.
Y no lo concibe, sencillamente, porque sus operadores económicos que son las EPS consideran, que ello implica erogación de mayores recursos, disminuyendo el margen de sus ganancias.
Las EPS se limitan a esperar que las personas lleguen enfermas o en estado de mucha gravedad para «atenderlas», calamidad que tampoco se traduce en atención inmediata, pues todos sabemos, que en la mayoría de los casos los pacientes deben presentar acción de tutela y sendos incidentes de desacato para lograr la atención requerida.
Es por ello, que se debe recalcar, que la prevención debe ser fundamental en cualquier sistema de salud que privilegie al ser humano y lo ponga como eje central de su accionar; de tal manera, que sea la salud la que llegue a la casa de las personas y no la persona la que llegue moribunda al centro clínico, cuando en muchos casos ya no hay nada que hacer.
El servicio público de salud con toda una estrategia preventiva debe ser política de Estado, sistemática e intensiva; para ello es determinante, la salud al barrio, la salud a cada casa; que los médicos, que tenemos muchos y de buena formación académica, periódicamente visiten las casas, evalúen integralmente las condiciones de las personas que las habitan, en lo concerniente a su estado físico y mental, en la alimentación, el deporte, la higiene, etc., de tal suerte que pedagógicamente puedan brindar las instrucciones de una sana convivencia y generar las alertas tempranas frente al riesgo de cualquier enfermedad. Esto eleva la calidad de vida y abarata costos económicos.