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Diálogo, mejor vía para alcanzar la paz total

Diálogo, mejor vía para alcanzar la paz total

Por: Gerson Daniel Garzón Mendoza

El planteamiento presentado por el Gobierno nacional llamado ‘Paz total’ ha sido un punto de quiebre entre los diferentes planteamientos nacionales, en los que se discute el por qué, el para qué y el cómo lograr la paz total en el territorio nacional.

Colombia se encuentra en un proceso de renovación después de la firma de los acuerdos desarrollados en La Habana y su ratificación entre el Gobierno nacional y las extintas guerrillas de las FARC – EP.

En su época, ese acuerdo había sido un planteamiento audaz por quienes en su instante lideraban la nación, no significaba que el conflicto armado nacional se hubiese extinto, al contrario, grupos emergentes salieron a la luz y tomaron posesión de los territorios abandonados por la guerrilla de las FARC- EP. El artículo 22 de la Constitución Política señala que la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento.

Un aspecto positivo en el gobierno actual, y que ha sido valorado a nivel internacional, es que se ha priorizado el diálogo sobre la confrontación. Es y debe ser el diálogo el principal recurso gubernamental frente a los diversos conflictos sociales armados que se han vivido y se viven en la nación.

La paz total, como fundamento gubernamental y social, ha sido un planteamiento histórico al propender por el cuidado de las comunidades vulnerables, corregir la desigualdad y el compromiso de que todas las comunidades activas nacionales pueden tener voz y voto en este propósito.

Pero para que esto se pueda cumplir, es necesario hacer realidad aquellas utopías señaladas por el escritor Gabriel García Márquez en febrero de 1999 a Cambio y RCN.

“Me siento más tranquilo creyendo que se puede hacer la paz, que creyendo que no se puede hacer. Porque no me explico cómo estaría mi alma si pensara que no se va a hacer”, indicó entonces el laureado nobel colombiano.

Esas palabras no son una plegaria súbita elevada por un mortal. Diría que son el pedido de una sociedad que esta cansada de llevar a cuestas con un castigo que no entendemos, pero que como nación llevaremos hasta que seamos capaces de superarlo.

Es por ello que en Colombia se anhela construir paz. Un punto de inicio lo recalcó la sentencia C – 080 de 2018.

“La paz, fue la protagonista de la historia que empezó a escribirse con la Constitución Política de 1991. Para los delegatarios de la Asamblea Nacional Constituyente no existió duda acerca de la paz como finalidad del nuevo orden constitucional y como principio, valor, derecho y deber. Una noción multidimensional con fuerza jurídica que emanaba del origen democrático de la Asamblea, la diversidad ideológica de sus integrantes, el pacto de paz que la misma Constitución representaba y el deseo de contribuir a través de un constitucionalismo prospectivo a trasformar una realidad histórica marcada por la violencia”, señala esa sentencia.

Empero, como es un camino espinoso y dubitativo, hay que entender que en aquel proceso de paz total debe de haber una amplia disposición por parte de los grupos al margen de la ley, quienes en tono de rebeldía continúan asediando a diferentes grupos sociales, al exponer un mensaje de desacuerdo y rebeldía ante las muestras de voluntad puestas por el conglomerado nacional, representado por los dirigentes democráticamente elegidos.

Es por ello que en el año 2022 se lanzó un mensaje por parte del Secretario General de las Naciones Unidas, ONU, en el cual recalca la disposición y las muestras de buena voluntad por aquellos que se mantienen en armas, según lo registró la Misión de Verificación de la ONU en Colombia en 2022.

Es siempre valioso entender que el apoyo de las partes en conflicto, pero también de la sociedad nacional e internacional, es y será la mayor base ante este edificio llamado paz. Que la paz total se logrará entender cuando las diferencias presentadas por los diferentes actores (políticos, civiles y económicos) logren cerrar bajo la consigna de que como pueblo unido podemos superar cualquier tipo de adversidad y que no hay un mejor camino que el diálogo.